Convivencia escolar: ¿cómo lograr un buen ambiente?
¿Se puede mejorar la convivencia escolar? Sí, y de hecho debería ser así. Los entornos educativos donde prima la armonía son escenarios más propicios para fomentar el aprendizaje. Al estar libres de tensiones, conflictos o desacuerdos, los estudiantes pueden concentrarse en su desarrollo académico y, al mismo tiempo, aprender habilidades sociales.
Ponte a pensar, tan solo, en tu propio entorno de aprendizaje actual. Estás estudiando Educación: ¿cómo es el clima en el que te formas? ¿Te ayuda a crecer? ¿Qué lo hace posible o, por el contrario, qué lo impide? Si lo piensas bien, mucho tiene que ver el entorno educativo, ¿no crees?
Ejemplo del impacto del ambiente en la convivencia en el aula
Por ejemplo, piensa en un curso donde la convivencia es tensa: los grupos de trabajo se forman por conveniencia, nadie quiere compartir apuntes, hay competencia desleal y falta de escucha en las exposiciones.
Aunque los contenidos sean pertinentes, ese clima entorpece el aprendizaje y desgasta emocionalmente. Ahora imagina que, con pequeñas acciones —como espacios de diálogo entre compañeros, acuerdos de respeto para la participación, y una cultura colaborativa promovida por el docente— el ambiente empieza a cambiar. Sin necesidad de vigilancia constante, se genera un clima más sano y productivo, donde no solo se aprende más, sino que también se forman mejores futuros docentes.

¿Cómo fomentar una buena convivencia escolar?
El escenario que te hemos planteado antes no sólo es atractivo para ti, como estudiante de Educación; sino también para tus futuros alumnos. La pregunta es ¿cómo se logra esta convivencia escolar ideal? Las siguientes estrategias te serán útiles en tus prácticas o en tu trabajo:
1. Fomenta un clima de seguridad y confianza
Diseña espacios donde los estudiantes se sientan escuchados, respetados y valorados. Un ambiente de confianza no solo mejora el rendimiento académico, también disminuye los conflictos.
¿Cómo hacerlo?
- Establece acuerdos de convivencia desde el inicio.
- Promueve la participación sin burlas ni interrupciones.
- Muestra interés genuino por cada estudiante.
2. Aplica juegos cooperativos
Los juegos colaborativos son una excelente forma de enseñar a trabajar en equipo, sin rivalidad ni competencia.
¿Cómo hacerlo?
- Integra dinámicas que requieran ayuda mutua.
- Usa juegos que igualen las oportunidades de participación.
- Reflexiona después del juego: ¿cómo se sintieron?, ¿qué aprendieron sobre convivir?
3. Organiza tu aula democráticamente
Una convivencia positiva se fortalece cuando todos sienten que su voz importa. La democracia escolar se aprende viviéndola.
¿Cómo hacerlo?
- Realiza mini-asambleas para tomar decisiones grupales.
- Escoge representantes para tareas rotativas.
- Consulta al grupo sobre cambios o propuestas.
4. Mejora la gestión de conflictos
No todos los conflictos son negativos: bien gestionados, son oportunidades de crecimiento.
¿Cómo hacerlo?
- Escucha activamente antes de intervenir.
- Ayuda a las partes a identificar emociones y necesidades.
- Busca soluciones en conjunto y haz seguimiento de los acuerdos.
5. Usa dinámicas de clarificación de valores
Estas permiten que los estudiantes reflexionen sobre sus creencias, actitudes y formas de relacionarse.
¿Cómo hacerlo?
- Aplica debates guiados, juegos de roles o actividades de reflexión personal.
- Relaciona estos valores con situaciones reales del aula.
- Refuerza siempre el respeto, la empatía y la colaboración.
6. Promueve la participación de toda la comunidad
La convivencia no es solo tarea del docente de aula. Involucra a familias, colegas y directivos en acciones colectivas.
¿Cómo hacerlo?
- Sugiere actividades integradoras (jornadas, ferias, círculos de diálogo).
7. Educa desde el afecto y la coherencia
La relación entre lo que se enseña y cómo se enseña es clave. Si buscas paz, siembra paz.
¿Cómo hacerlo?
- Sé coherente entre tus palabras y tus acciones.
- Combina el conocimiento con la emoción y el ejemplo.
- Reconoce el esfuerzo, no solo el resultado.
Estas estrategias no solo te ayudarán a crear un entorno escolar más sano para tus futuros estudiantes; también puedes aplicarlas en tu propio entorno académico y laboral. Así, la relación con tus compañeros será más respetuosa y colaborativa, y podrán crecer juntos como educadores comprometidos con una convivencia basada en el respeto, el diálogo y la paz.